Un bebé con espina bífida ha sido operado con 24 semanas de gestación fuera del vientre de la madre y después ha sido recolocado en el útero de la misma para seguir la gestación. Esto ha ocurrido en Reino Unido y el equipo cirujano a cargo de esta operación pertenece al University College London y al Great Ormond Street Hospital, junto a médicos belgas especialistas en médula espinal.
La operación surgió después de que los escáneres detectasen que el feto tenía espina bífida. Fue entonces cuando, tras el consentimiento de los padres, el equipo médico propuso esta complicada cirugía. Después del éxito de la operación, se espera que el bebé nazca sano en el mes de abril. Los padres contaban con tres posibilidades: interrumpir el embarazo, continuar sin intervención o intervenir quirúrgicamente asumiendo los riesgos que esta operación tiene.
La cirugía se realizó abriendo el útero y sacando parcialmente al feto al exterior para operarlo y después recolocarlo en el interior. ¿Qué hicieron los cirujanos? Trabajar sobre el tubo neuronal del feto, que después se convertirá en el cerebro y la médula espinal. Los bebés con espina bífida se caracterizan por tener un tubo neuronal que no se cierra correctamente después de la concepción. Algo que, gracias a las pruebas diagnósticas actuales, puede detectarse prematuramente.
La espina bífida es una afección que, aunque tiene operación, termina por dañar el sistema nervioso en la mayoría de los casos provocando parálisis en piernas, incontinencias renales o pérdidas de sensibilidad. Esta operación prematura reduce el riesgo de sufrir este tipo de secuelas, aunque no lo erradica al 100%.