La inseminación artificial casera es aquella que se realiza sin la intervención de profesional sanitario, sin la supervisión de un médico y sin ningún tipo de garantías higiénicas. La inseminación artificial casera, ya sea con semen de donante o de la propia pareja, consiste básicamente en la autoinseminación de una mujer con sus propias manos o gracias a la intervención de un tercero con instrumental casero o adquirido a través de algunas plataformas. A continuación enumeramos algunos de los riesgos de practicar la inseminación artificial casera:
Uno de los peligros es llegar a dañar el útero o matriz uterina durante el proceso, lo que puede causar una hemorragia interna y sus complicaciones derivadas. Al manipular la cánula de la jeringa en la que se introduce el semen es probable que podamos rasgar el útero, ya que no todos los úteros tienen la misma morfología y son necesarias las manos de un especialista para realizar esta acción.
Las condiciones higiénicas durante el proceso son de vital importancia si se quieren evitar posteriores infecciones en una zona tan sensible y es probable que el material que utilices no esté debidamente esterilizado. Además, existe un riesgo elevado de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Existen bancos de donantes que realizan envíos del material necesario, incluido el semen que permanece congelado gracias a un recubrimiento de nitrógeno líquido. Una mala manipulación del mismo puede ocasionar heridas por congelación, ya que se encuentra a una temperatura cercana a los -180 ºC.
Por otro lado, en un centro especializado la probabilidad de quedarse embarazada es mucho mayor, ya que la inseminación, además de estar realizada por las manos de un profesional, viene precedida de una estimulación ovárica para aumentar las posibilidades de fecundación durante el proceso. Además, la muestra de semen que se utiliza está capacitada para tratar de tener un porcentaje mayor de éxito, ya que es una muestra con una selección de los espermatozoides con mayor movilidad y mejor morfología. El proceso está monitorizado mediante ecografías previas que evitan complicaciones y hacen más exitoso el proceso.