Como su propio nombre indica, la diabetes gestacional es un tipo de diabetes que únicamente se manifiesta durante el embarazo. Si no eres diabética, ¿por qué puedes pasar a serlo durante la gestación? En el embarazo se produce un desajuste hormonal que puede dificultar el trabajo de la hormona encargada de metabolizar el azúcar en sangre: la insulina. Este desajuste es el causante de la diabetes gestacional.
Es importante prevenir, diagnosticar y tratar la diabetes gestacional, ya que puede derivar en complicaciones durante el nacimiento, del desarrollo del bebé, así como macrosomías (bebés excesivamente grandes), además de ser perjudicial para la salud de la propia madre.
¿Cuándo se diagnostica?
En mujeres que han presentado diabetes gestacional en un embarazo anterior, con antecedentes familiares o con repetidos abortos antes del embarazo actual, es necesario descartar la diabetes gestacional durante el primer trimestre para así detectar y llevar un control lo antes posible. En los demás casos, lo normal es diagnosticarla entre las semanas 24 y 28 de embarazo.
¿Cómo se diagnostica?
La diabetes gestacional se diagnostica mediante el Test de O’Sullivan: una prueba que, después de ingerir 50 gramos de glucosa, consiste en medir la glucemia una hora después. Si esta está por encima de 139mg/dl, posteriormente se realiza una curva de tolerancia a la glucosa a las 3 horas para confirmar definitivamente si hay diabetes o no. Esta última prueba consiste en ingerir 100 gramos de glucosa y medir la glucemia antes, una hora después, dos horas después y tres horas después de la ingesta de la glucosa. Si dos o más valores durante las cuatro mediciones (0, 1, 2 y 3 horas) son superiores a 95, 180, 155 y 140 mg/dl se diagnostica la diabetes gestacional.
¿Cuál es el tratamiento?
Por lo general, el tratamiento consiste en seguir una dieta elaborada por un especialista (médico endocrino) y realizar ejercicio físico, dentro de las posibilidades que permite un embarazo. Siempre habrá que consultar con el especialista qué tipo de ejercicios son beneficiosos, ya que hay que evitar sobreesfuerzos. Normalmente no es necesario tratamiento con insulina, aunque será este el que determine si será o no necesaria la administración de insulina.