La dieta de una mujer durante el embarazo es esencial tanto para el bebé como para la madre, ya que la salud de ambos está estrechamente ligada a la alimentación de la madre durante los nueve meses de gestación.

La dieta durante el embarazo influye directamente a los primeros meses de desarrollo de un bebé y también a su futura salud. Aunque popularmente se dice que una madre tiene que comer por dos, la realidad es que el aporte extra durante el embarazo no debe superar las 300 calorías diarias.

De la semana 1 a la 4 de embarazo es aconsejable aumentar la dieta para tratar de conseguir las calorías extra antes citadas. Es el momento de aumentar el consumo de ácido fólico, ya que previene la aparición de defectos en el tubo neural: parte del embrión a partir de la que se desarrolla el cerebro y la espina dorsal. Las lentejas, los espárragos, las naranjas y alimentos que contengan ácido fólico en general son recomendados durante los primeros momentos del embarazo, pero también antes del mismo, ya que es importante la presencia de esta sustancia en nuestro organismo durante los primeros días y semanas de embarazo.

De la semana 5 a la 7 se comienzan a manifestar los síntomas propios del embarazo. Lo apropiado para este periodo es incorporar infusiones a tu dieta (manzanilla por ejemplo) para mejorar las náuseas propias del primer trimestre de embarazo. Además, es aconsejable aumentar la frecuencia de comidas durante el día para tener digestiones ligeras. En estas semanas se desarrolla el corazón, los pulmones y el oído del bebé.

De la semana 8 a la 13 hay que aumentar la presencia de líquidos en la dieta a través de zumos naturales y de agua. Durante estas semanas es cuando se produce el desarrollo más evidente del feto, ya que se conforma la boca, la nariz, las extremidades y los órganos sexuales. Es importante aumentar la presencia de calcio en la dieta durante estas semanas, ya que ayuda al desarrollo del corazón, los nervios y los músculos, además de ser un elemento importante en el desarrollo del ritmo cardíaco y la capacidad de coagulación.

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